27 de febrero de 2017

La Mosqueta de la Celulosa

El juego de la mosqueta es un viejo conocido de los uruguayos, aunque también se conoce en muchos otros lugares del mundo con nombres como “Tapadita”, “Trile”, “Trille” o incluso “Pepito paga doble”.
Por lo general es un juego callejero ilegal, en el que un grupo organizado de personas quita mediante argucias dinero a aquellos que se acercan a jugar con la promesa de ganancias imposibles. Para ello inducen al jugador, incluso con alguna ganancia al comienzo, a apostar dinero para determinar bajo que vaso se encuentra una pelotita que hábilmente han retirado de la mesa.
En estos días un comunicado oficial de UPM blanqueó lo que es un secreto a gritos.
Expresó que la empresa actualmente NO está negociando una nueva planta en Uruguay (1) y, si bien aclaró qué “las conversaciones con el gobierno de Uruguay han tenido un espíritu positivo”, agregó también “El inicio de cualquier proyecto de inversión relacionado con una potencial planta de celulosa requeriría la satisfacción de varios requerimientos, uno de los cuales es una conclusión positiva de las negociaciones con el gobierno de Uruguay sobre el desarrollo de la infraestructura.”
De acuerdo con notas de prensa, el mismo día, la filial local de UPM mediante un correo electrónico de la agencia encargada de su comunicación empresarial, que no fue publicado en la página Web de UPM Uruguay (www.upm.uy) ni en la Web de la Presidencia (www.presidencia.gub.uy), “Aclaró” algunos puntos, pero tampoco dijo que estuviera decidida una nueva planta.
Pensar que el comunicado oficial de UPM colgado en su web institucional en inglés “apunta a los mercados y no estaba previsto que llegara a Uruguay” (2) es no entender la globalidad del mundo de hoy.

En realidad UPM nunca dijo que fuera a instalar una nueva planta en Uruguay, ni que la inversión sería de 4.000 millones y menos aún que las obras comenzarían en 2018 con un pico de actividad en 2019.

Eso solo lo dijo nuestro gobierno
Incluso el último reporte a los accionistas emitido por UPM el 31 de enero reafirma lo de su comunicado diciendo que:
Nuestras discusiones con el gobierno de Uruguay en los prerrequisitos para un desarrollo industrial a largo plazo en el país han continuado con espíritu positivo. Igualmente muchos temas importantes están aún en discusión” (3)
Ante esto cabe preguntarse si estaremos en el camino correcto al apostar a una inversión indefinida, que mas allá del período que lleve su construcción, solo generará unos pocos puestos de trabajo permanentes.
Más allá de la propaganda, el sitio oficial de UPM en Uruguay claramente expresa que tienen solo 200 empleados directos (4)
Por otra parte, ya tenemos dos ejemplos de los magros beneficios que le dejan al Uruguay las plantas de celulosa operando en régimen de zona franca.
Les exportamos a esas plantas madera por valor de 600 millones de dólares, al igual que la podríamos exportar a otro país, con el mismo nivel de actividad, salvo que en lugar de entregarlos en las zonas francas celulósicas, lo haríamos en el puerto de Montevideo o Nueva Palmira.
A partir de allí, la producción y venta de la pasta de celulosa es una actividad de zona franca sin control aduanero y que solo reporta al país los ingresos por concepto de salario de los empleados de cada planta. De acuerdo con los informes de Uruguay XXI de mayo de 2016 (5), las dos zonas francas celulósicas emplean 1367 personas en las 19 empresas que operan en ellas.
Respecto de los insumos, de acuerdo con los informes de la Dirección Nacional de Aduanas, los 600 millones de dólares en madera exportados a las zonas francas serían 270 millones a UPM y 330 a Montes del Plata.
Por ese valor las plantas de celulosa adquirieron, mayormente de sus propias subsidiarias forestales (Forestal Oriental y Eufores respectivamente), 3.700.000 toneladas de madera UPM y 4.700.000 toneladas Montes del Plata.
Los volúmenes de madera registrados, salvo una gran variación de stock interanual, son inversamente proporcionales a la producción de celulosa declarada por las plantas, que es 30% mayor en UPM que en Montes del Plata.
Además de la madera, Uruguay le exportó en 2016 a a las zonas francas celulósicas unos 47 millones de dólares en otros insumos, el 70% de lo exportado, 33 millones, es Fuel Oil vendido por ANCAP a un precio promedio de 8 pesos el litro (0.28 dólares), menos de la mitad del costo local y por debajo del costo del barril de petróleo crudo.
A partir de allí, según Uruguay XXI, las plantas dicen haber vendido en 2016 celulosa por valor de 1242 millones de dólares.(6) (7) Venta que no se registra en aduana ni integra el anexo estadístico del propio informe de Uruguay XXI.(6).
Atendiendo como cierto el informe según el cual las ventas desde las Zonas Francas Celulósicas lo fueron por un valor de 1224 millones para un volumen de 2.400.000 toneladas de celulosa, el precio promedio sería de 512 dólares por tonelada, muy por debajo de los valores internacionales para la pasta de celulosa BEK, o BEKP (8) que producen UPM y Montes del Plata.
Esa materia prima se cotizó a comienzos de 2016 a 800 dólares la tonelada y finalizó el año a 654. (9) Ahora en 2017 el precio se habría incrementado hasta 675 dólares por tonelada (10)
Así asumiendo un precio medio para 2016 de U$S720 la tonelada, la venta de 2.4 millones de toneladas supondría una facturación de 1728 millones de dólares.
Eso son 500 millones de dólares más que publicado en la web de Presidencia y Uruguay XXI.
Ese es el nivel de ganancias sobre el que los uruguayos no recibimos nada, al permitir que esta actividad se haga en régimen de zona franca.
Como en el juego de la mosqueta la esperanza de grandes ganancias implícita en frases como “8000 empleos”, “incremento del PBI” y “desarrollo industrial” incita al juego.
Al mismo tiempo, como en la mesa de juego, el hábil manejo de los vasitos y la complicidad de los crupiers, hace imposible que los uruguayos podamos acceder a esas ganancias. Eso llega al punto de que en las “negociaciones” con las empresas celulósicas, ni siquiera se cuestiona la adjudicación de zona franca para una actividad altamente rentable, que hace uso intensivo de nuestros recursos naturales y que además implicaría invertir por y para su instalación al menos 1.000 millones de dólares sin recibir nada a cambio.
¿Cómo se justifica tamaño despropósito que priva al Uruguay de su legítima ganancia en un rubro en el que tenemos ventajas comparativas y cuyo desarrollo costó cientos de millones de dólares en subsidios y renuncias fiscales?
Dejemos de hacernos trampas al solitario y si vamos a integrar una nueva planta de celulosa en nuestro territorio, que además de beneficiar a la empresa le sirva al Uruguay y los uruguayos.



(1) http://www.upm.com/About-us/Newsroom/Releases/Pages/UPM-comments-market-speculations-concerning-an-alleged-pulp-mill-investment-in-U-001-Thu-26-Jan-2017-11-12.aspx(2) http://www.elobservador.com.uy/como-entender-los-dos-comunicados-upm-la-eventual-planta-celulosa-n1023310(3) http://assets.upm.com/Investors/2016/UPM-Results-2016-en.pdf
(4) http://www.upmpulp.com/about-upm-pulp/pulp-mills/fray-bentos-mill/Pages/Default.aspx(5) http://www.uruguayxxi.gub.uy/guia/descargas/Zonas%20Francas%20-%20Uruguay%20XXI.pdf(6) http://www.uruguayxxi.gub.uy/informacion/wp-content/uploads/sites/9/2017/01/Informe-Anual-de-Comercio-Exterior-2016.pdf(7) https://www.presidencia.gub.uy/comunicacion/comunicacionnoticias/datos-exportaciones-forestales(8) Bleached Eucaliptus Kraft o Bleached Eucaliptus Kraft Pulp
(9) https://www.df.cl/noticias/empresas/industria/cmpc-y-arauco-en-alerta-por-precios-y-extendido-periodo-de-sobreoferta/2016-11-24/215600.html(10) http://www.asiapapermarkets.com/pulp-producers-come-out-with-price-hikes-for-bek-other-pulp-grades-w-e-f-january-01-2017/

Publicado en:  http://eltelescopio.com.uy/la-mosqueta-de-la-celulosa/

Usted Pide Mucho (UPM)


Por estos días, las tratativas o negociaciones entre el gobierno y la empresa UPM para que esta instale una segunda planta de producción de celulosa en Uruguay ocupan amplios espacios en la prensa y en los tiempos de nuestros gobernantes.

Así, varios grupos de trabajo de nivel ministerial estarían analizando diferentes factores como la infraestructura, temas ambientales y condiciones financieras. Además, en los primeros días de febrero el Presidente Vázquez viajará a Finlandia.(1)

Tanto es así que un observador externo podría pensar que lo de UPM es la única opción de crecimiento a la que apuesta el gobierno.

Toda esta efervescencia local no se refleja en las comunicaciones oficiales de UPM que en Julio solo decía estar estudiando la posibilidad a largo plazo de aumentar su capacidad de producción en Uruguay y que en su último informe a los accionistas de octubre no agrega nada nuevo repitiendo que:
“In Uruguay we are continuing negotiations on prospects for long-term development.”

Eso, mientras esos mismos reportes anuncian inversiones en Polonia y Finlandia por algo más de 200 millones de dólares para 2017 y 18.

Está claro que hasta la fecha UPM no se plantea plazos para ampliar su capacidad en Uruguay, mientras que aquí se habla del año 2018 y el 2019 para la construcción de la planta.

Tampoco ha especificado UPM ningún monto para su potencial inversión, que aquí se dice estaría en el orden de los 4.000 millones de dólares, tal como se publicó en este medio en agosto. (2)

Apenas se comenzó a hablar de este tema, en julio de 2016, se hizo evidente que el mayor interesado, el gobierno uruguayo, estaba dispuesto a facilitar la instalación de esa planta, incluso aceptando la realización de obras de infraestructura por 1.000 millones de dólares para hacer posible la operación.

Eso hace que, tomando como buena la cifra de 4.000 millones de dólares de inversión de UPM, Uruguay participe con al menos el 20% de la inversión sin reclamar participación en las ganancias.

Por supuesto que esa casi patológica ansiedad no pasó desapercibida para la empresa, la que sin comprometerse ha logrado varias cosas. La primera y fundamental fue que de entrada desde la presidencia de Uruguay se asegure su instalación en régimen de Zona Franca.(3)

Eso, que evidentemente incrementa las ganancias de la empresa, y lleva a cero los beneficios económicos a Uruguay de la producción de celulosa a partir de la madera que las plantas compran en nuestro país, solo fue tímidamente discutido por algunos integrantes de la bancada oficialista en diciembre (4) y no he podido encontrar ninguna mención a esto como problema, duda o motivo de preocupación por parte de los legisladores de los demás partidos políticos.

Teniendo prácticamente asegurado ese punto, la empresa informó de entrada que nuevas rutas, vías férreas y acceso al puerto de Montevideo eran condiciones indispensables para considerar su instalación.

Hasta hoy la planta de UPM en Fray Bentos lleva en barcazas la pasta de celulosa al puerto de Nueva Palmira. Desde allí la envía a sus compradores, principalmente en China y los Países Bajos.

El uso del puerto de Montevideo permitiría la carga más completa de los barcos por tener mayor calado (profundidad), abaratando los fletes.

Además está implícito que la empresa en caso de instalarse y tal como lo hace hoy en su planta de Fray Bentos, tendrá acceso gratuito al agua en este caso del Río Negro.

Eso queda en evidencia, incluso en la tentativa selección por parte del gobierno, pero sin que la empresa haya comprado un metro de tierra en la zona ni comenzado trámite alguno de la autorización ambiental, de una zona sobre el Río Negro aguas abajo de la presa Gabriel Terra y Paso de los Toros

La lista de pedidos de UPM parece bastante extensa y sobre todo costosa, con grandes ventajas para la empresa. Pero sin embargo sus requerimientos lejos de limitarse parecen haberse incrementado e incluyen ahora además que el gobierno garantice la “paz laboral” incluso con modificaciones legales al derecho de huelga.

Eso sin contar con la exigencia de una “carta de entendimiento” firmada por el gobierno nacional a fin de facilitar que UPM pueda salir al mercado internacional a la búsqueda de financiamiento para la hipotética nueva planta.(5)

Cualquier parecido de esta carta de entendimiento con el descarado e ilegal  intento de Aratirí en 2014 de que se le firmara un contrato de explotación previo al otorgamiento de las autorizaciones ambientales a fin de permitirle obtener la financiación internacional de su proyecto, lo que estuvo a punto de ser aceptado por el gobierno, NO son pura coincidencia.(6)

Ambos caso reflejan la necesidad de financiamiento que, salvando las distancias, tenía Minera Aratirí SA y que tiene UPM. Nos muestran además la importancia en el mercado financiero del respaldo o al menos la aceptación por parte de los estados nacionales.

Todo esto debiera de ser suficiente para entender que las empresas necesitan tanto o mas de los estados de lo que los estados pueden necesitar de ellas y discutir las condiciones de instalación en pié de igualdad.

Hoy la manifiesta voluntad del gobierno para ”lograr la instalación” de otra planta de UPM indicando que se “procurará darle todo lo posible” (7) hace a las negociaciones todo menos balanceadas.

En este punto sería fácil parafrasear a Artigas sobre el vil precio de la necesidad, pero quizá sea mejor repasar que nos ofrece UPM con la nueva planta.

Lo primero, un gran BOOM, durante los 2 años de la construcción de la planta, que el gobierno ubica en 2018 y 2019, con picos que en un principio se estimaron en 6000 trabajadores pero que algún tipo de “inflación laboral” ha elevado hoy a 8000.(8)

¿8000 qué? ¿Empleos? O más bien changas y trabajos temporales.

Seguramente algo muy parecido al baño del papa en una “remake” de lo que ya vimos en Fray Bentos primero y en Conchillas después.

Pasado ese corto período, lo que queda es una planta operando en régimen de zona franca, por lo que no paga impuestos, haciendo que los beneficios económicos para el país de la cadena forestal terminen efectivamente en la puerta de la fábrica.

Eso salvo por los sueldos del personal de la planta que no superaría las 500 personas, o sea un número similar a los que empleaba, FANAPEL en Juan Lacaze y que hoy están en el seguro de paro(9).

Como beneficio colateral y tomando en cuenta lo que Uruguay le exporta hoy a las zonas francas de Montes del Plata y UPM, podríamos esperar además una compra de insumos para la nueva planta por unos 20 millones de dólares anuales, la mitad de ello en forma de Fuel Oil que las plantas le compran a ANCAP.

Nada más.

Ante eso se me ocurren un par de preguntas



¿Vale la pena ceder tanto para recibir tan poco por la producción de una materia prima en la que tenemos ventajas comparativas?



¿Cómo se justifica otorgar los beneficios de zona franca a una industria hoy altamente rentable y que hace uso directo de recursos nuestros, que no abundan en el mundo?

Ni siquiera se habla de exigir que el proceso de producción de la celulosa sea libre de cloro como se hace en Chile o que el uso del agua sea en circuito cerrado atendiendo a que el Río Negro tiene un caudal 7 veces menor que el Uruguay.

Sin embargo, a pesar de todo lo que haga desde aquí para facilitar que una nueva planta se instale en Uruguay, algo que la empresa se había negado a considerar en 2014, cuando visitó Finlandia el entonces Presidente José Mujica, (10) la instalación dependerá de las condiciones del mercado mundial en términos de producción, demanda y precios ya que la empresa debe rendir cuentas a sus accionistas.

Veamos que en 2016 la capacidad mundial de producción de pasta de celulosa se incrementó en 2.7 millones de toneladas, casi un millón de toneladas mas que el incremento del consumo. Solo en Brasil se espera se aumente la producción anual de los 7.4 millones de toneladas anuales de hoy a mas de 20 millones en pocos años.

En algunos ambientes ya se prenden luces amarillas ante la posibilidad de una sobreproducción que pudiera afectar los precios hoy controlados por un pequeño grupo de megaempresas, entre ellas UPM (11)  
Justamente, esta UPM que nos Pide Mucho,  pero que plantea dejarnos muy poco.